El adolescente tiene la fuerza creadora para enfrentar las crisis de una manera muy particular, pero, ¿cómo enfrenta este momento inédito para todos como los es la pandemia que estamos atravesando?

La adolescencia es un maravilloso período en sí mismo, un momento de la vida que los adultos tenemos que conocer y comprender para disfrutar. 

Es una etapa tan rica en sí misma para el desarrollo total de la personalidad, que vale la pena poner el acento en sus posibilidades, pero también sabemos que los cambios y las manifestaciones pueden causar a los adultos incertidumbre.

Cada adolescente es diverso, heterogéneo, sus comportamientos y actitudes son imprevisibles. Si bien es un período crítico, no todos los adolescentes están sumidos en una crisis, cada uno, cada una se adapta a los cambios físicos, psicológicos y sociales de manera particular, de manera que es una edad de incertidumbre, inseguridad, ensimismamiento, ostracismo en su inicio, omnipotencia, gregarismo, identificación con sus pares, rebeldía, creatividad, iniciativa, audacia, desenfado. Emociones y valores se entremezclan formando un tejido único.

Algunas orientaciones para madres y padres de adolescentes: 

  • Motivar al estudio, la estructuración de un tiempo de trabajo.
  • Estructurar un horario en casa acordado con ellos donde se puedan comprometer y dar respuesta a ese compromiso tomado.
  • Permitir las pantallas y las redes en momentos determinados para que puedan socializar, ya que sus amigos y amigas son prioridad, y es elemental el sostén social. Acordar horarios también, es preferible que con las pantallas no vayan a la cama ya que muchas veces no pueden regular los horarios.
  • Los adultos podemos vincularnos con las escuelas, colegios, clubes, grupos de sostén para intercambiar posibles propuestas que sostengan los grupos.  
  • Evitar invadir su espacio personal, recordemos que el adolescente necesita diferenciarse del mundo adulto. El afán de independencia y la individuación, la búsqueda de soledad, es un aspecto saludable del adolescente, no es un rechazo al adulto sino una forma de crecer.  Esto no querrá decir que no almuerce, meriende, cene con la familia. La participación en la organización del hogar les ayudará a madurar también, por lo tanto no ha de desentenderse de algunas tareas del hogar.
  • Permitirles que con creatividad nos propongan su propia rutina si es razonable y constructiva para ellos y ellas. Aquí tenemos que ser flexibles, abrir la cabeza como muchas veces nos dicen.
  • Crecer en inteligencia emocional de tal modo que proyectemos su tiempo con ellos, ya no son niños ni niñas. Convencer, es con el otro.
  • Aportar la mejor versión de sí mismo como adulto, alejarse de la hostilidad, de tomar su vivencia a modo personal, mostrándonos susceptibles.
  • Recordar que la mejor manera de educar es AMOR Y LÍMITES. El adolescente necesita sentirse querido.

Por último, los adultos somos guardianes de la armonía y el clima del hogar, que es lo más importante que podemos ofrecer a los nuestros, un caldo donde todos nos hervimos y nos atraviesa.

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