Sería natural que les cueste entender qué está sucediendo, si a nosotros nos cuesta.

Mostrale que tu casa es un lugar seguro, que la casa es un lugar de ternura, de cobijo, que vos sos un lugar seguro para ellos. Demostrale  que pueden contar con mamá, con papá, que que sabés manifestarte con la palabra y que a pesar de todo lo que estás sintiendo puedas mostrarte disponible.

No los anestesies con las pantallas. Una criatura menor a 5 años no necesita pantallas, ojalá tuviera ese mensaje con tu actitud.

Cuando te necesite, respondé en su JUSTA MEDIDA, acordate que es importante, porque quién responde por encima sobreprotegiendo hace a su Majestad, el Emperador, o su Majestad, la Emperatriz y quién responde por debajo, hace a un carente y un vulnerable.

Aquí estoy para vos. Para protegerte, cuidarte, ampararte.

Dialogá con ellos, te entienden mucho más de lo que pensás.

Haceles ver que todos sentimos cosas buenas y malas. Los niños tienen que saber que lo que están sintiendo es normal pero es necesario que les muestres que hay diversos modos de manifestarlo.

Es necesario crecer en un hogar donde se validen las emociones, que les enseñes a DESCARGAR la tensión saltando, amasando, tirando pelotas contra la pared, bañándose, cantando, bailando, pero jamás la descarga puede ser una agresión contra los demás.

Recordá que si vos sabés CANALIZAR lo que te sucede, lo que nos sucede, sin gritar, sin que afecte a los demás, aprenderán de tu accionar.

Si tiene entre 2 y 4 años, está en la edad del berrinche, del oposicionismo desafiante, del impulso de dominio, pero ellos están en esa edad, no sus padres. Tu hijo necesita de un adulto que lo ampare.

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