A los cuatro años, comprobamos que los niños han dado un salto de calidad en su desarrollo. Sus movimientos y su lenguaje lo manifiestan claramente. Es tiempo de animarles con mayor impulso a la autonomía y guiarlos hacia la obtención de logros para que puedan sentirse fuertes y seguros. 

Necesitamos atrevernos a hablar de sexualidad: hacerlo a esta edad crea una confianza mayor que en la adolescencia. El momento es ahora. La comunicación atenta y comprensiva es una oportunidad muy grande para vincularnos a través del afecto; en ella se incrementa la empatía personal y se enseña a los hijos a ser empáticos.

Los límites marcan un rumbo, fijan metas, ayudan a que se desarrolle la conciencia moral. Es positivo dar razones claras y valederas que promuevan la incorporación de normas.

Los primeros años de vida constituyen un período privilegiado a la hora de educar integralmente a niños y niñas, y en ese marco, la educación afectivo-sexual cumple un papel fundamental para asegurar el desarrollo de todas las dimensiones de la persona.

La educación sexual está integrada, entre otros temas, por la educación del carácter, de la voluntad, el desarrollo de la identidad sexual, la adquisición de valores, la capacidad de espera, la resistencia a la frustración, la regulación de los impulsos, el autogobierno, los afectos, las diferencias entre varones y mujeres en el marco de la igual dignidad, los recursos de autoprotección para evitar la violencia y el abuso. Todos son aspectos que hacen al desarrollo integral de la personalidad.  

Siempre hablar con claridad en temas de sexualidad.

  • Para ello: Ser claros, concretos, concisos, evitando los grandes discursos.
  • Permitir la opinión y las preguntas de los hijos.
  • Crear el clima adecuado para hacerlo.
  • Brindar información veraz, científica, sincera.
  • Hacerlo en forma positiva, adaptado a la edad de ellos.
  • Cuidar el modo, el lugar, el momento de hablar y la madurez de tu hijo o hija para recibir información.

No hemos de olvidar que el amor y la manifestación de ese cariño incondicional es el motor de su confianza y seguridad.

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