Como adultos mayores, tenemos la responsabilidad (incluso afectiva) de enseñarles a los niños a desenvolverse en el mundo: primero instruyendo mediante el ejemplo, luego involucrándolos a través de la participación, y por último dándoles la oportunidad de la demostración. Pero ¿desde dónde criamos? ¿En qué ideas, formas, historia se funda nuestra crianza? Son preguntas que no siempre nos hacemos sin embargo resultan reveladoras a la hora de entender quiénes somos y qué les vamos a transmitir a nuestros hijos.
Cuando se habla de sanar la propia historia, hablamos de la necesidad de tomar conciencia sobre nuestra vida, de entender de dónde venimos para saber hacia dónde vamos. El vínculo afectivo tiene una repercusión significativa en el desarrollo de una afectividad estable en nuestros hijos, como así también incide en el desarrollo intelectual, social y religioso, por ello es imprescindible poder gestarlo de la mejor manera con nuestros niños.
¿Qué podemos hacer si no queremos repetir el vínculo que tuvimos o tenemos con nuestros padres? ¿Si queremos mejorarlo o potenciar algunos aspectos?
- Greenberg establece 5 Principios del cambio emocional:
1- Toma de conciencia
2- Expresión
3- Regulación emocional
4- Reflexión
5- Transformación
El cambio es un proceso, no se resuelve de un día para el otro, pero con perseverancia y esfuerzo se puede lograr y disfrutar a mediano y largo plazo de sus resultados.
Las familias gestan procesos de formación y fundación de lo psicológico; esta matriz se configura por redes de vínculos significativos y comprometidos genitalmente. Por ello una niña, un niño, sin adultos significativos que le provean respuestas psicológicas adecuadas, no puede estructurar bien su aparato psíquico. Es la familia quien permite que se geste la humanización en los niños a partir de la metabolización de emociones y de proveer modelos para que ellos puedan identificarse.
Como siempre digo: los padres y las madres somos las referencias más influyentes de nuestros hijos. Debemos ser modelos de vida ejemplares.
Sus artículos siempre son enriquecedores, hace un par de años tuve el gusto de conocerte en un evento en la Ciudad de México, y a la fecha sigo considerando que tus aportaciones son de gran ayuda en nuestra labor como padres, labor que considero tomamos como decisión de vida. Gracias por existir y tu sabiduría.